domingo, 5 de febrero de 2012

Espantapájaros 18 (Oliverio Girondo)

Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuies y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

Oliverio Girondo

Espantapájaros 21 (Oliverio Girondo)

Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero.
Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas: “Pescado frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura.

Oliverio Girondo

sábado, 4 de febrero de 2012

"HASTA MIS DEBILIDADES SON MÁS FUERTES QUE YO..."




"Cuanta ambigüedad. Esta vida me va a matar. Mi corazón vacío no soporta otra ausencia más. Y sé que dijo una vez el Nobel de la Paz, asesinado, al caer: 'es lo malo de ser bueno en este mundo cruel'..."
("Lo malo de ser bueno", Roberto Musso)

Quino: 2+2=5


El sublime e indiscutible humor de Quino.

Razones


No estoy fácil, no. No estoy dócil, no.
No estoy cordial ni sensato, no tengo ninguna razón para estarlo.
No estoy calmo, no. No estoy sobrio, no.
No estoy alegre, bien claro, no tengo ninguna razón para estarlo.

Que voy a estar dócil, si vino un imbécil a hacerme difícil una noche fácil.
Se piensa que es ágil, pero es medio fósil y obviarlo es inútil justo que estoy frágil.
Sé que soy débil y medio volátil y que, como un pujil, mi lucha es estéril.
Que venga un inútil, a hacerse el versátil, me deja inmóvil como el Doctor Jekyll.

Voy a estar dúctil, si cuenta tan grácil que va a en su automóvil fumando un Dunnhill.
Y que tuvo un par de problemas en Nashville, uno eréctil y otro bursátil.
No le anda el portátil, para enviar un e-mail, jugar al Play movil, leer un faximil.
Y mi mente fértil, cuestiona muy hábil y es disímil de vida tan inverosímil.

No estoy fácil, no. No estoy dócil, no.
No estoy cordial ni sensato, no tengo ninguna razón para estarlo.
No estoy calmo, no. No estoy sobrio, no.
No estoy alegre, bien claro, no tengo ninguna razón para estarlo.

Que voy a estar sobrio, si todo es tan turbio. Prefiero estar ebrio y sin equilibrio.
Como dice el proverbio, allá en mi suburbio: “perdí mi manubrio, pero no masco vidrio”.
El futuro es sombrío y soy puro nervio. Parezco un disturbio entre un bosnio y un serbio.
Lo digo con brío, pero sin resabio, que todo es un bodrio, sin pecar de soberbio.

Que voy a estar calmo, no voy palmo a palmo y siempre le pido peras al olmo.
A veces reclamo y no me reprimo, si en mi casa hay un grumo, ya sería el colmo.
Este tramo de trama yo no lo filmo y si hay uno lo imprimo en la cabeza de un yelmo.
Esto no es una promo y ya estoy al extremo de rezar como un plomo un santo a San Telmo.

No estoy fácil, no. No estoy dócil, no.
No estoy cordial ni sensato, no tengo ninguna razón para estarlo.
No estoy calmo, no. No estoy sobrio, no.
No estoy alegre, bien claro, no tengo ninguna razón para estarlo.

Que voy a estar claro, si todo es tan duro y aunque ya ni lloro, a veces suspiro.
Y como un bolillero puede ser certero, entre tanto entrevero poder dar un giro.
Será pasajero, este clima tan raro? Porque en el apuro nada es duradero
y mis días que eran de oro y zafiro, ahora son un tesoro yendo al sumidero.

Sé que no quiero seguir en lo obscuro ni del futuro quedar al amparo,
igual que un vampiro frente a un justiciero o un carcelero en seguro de paro.
Y a pesar que es impuro este juego grosero, no le disparo ni me retiro.
No soy un cordero a matar con cianuro. Soy un guerrero y todavía respiro!!!

No estoy fácil, no. No estoy dócil, no.
No estoy cordial ni sensato, no tengo ninguna razón para estarlo.
No estoy calmo, no. No estoy sobrio, no.
No estoy alegre, bien claro, no tengo ninguna razón para estarlo.
 
Que voy a estar sobrio si todo esta.....
(El Cuarteto de Nos)